Lo que no sabías del impacto ambiental que generan los bolígrafos 

Última actualización: 20.04.24

 

Se estima que cada día son vendidos más de 25 millones de bolígrafos en todo el mundo, es decir, unos 300 por segundo. Por esta razón, los ecologistas han llamado la atención estos últimos años sobre las formas de evitar el impacto ambiental que causa la producción, uso y eliminación de estos productos. 

 

El periódico digital El Español asegura que sólo en Estados Unidos son desechados 1.600 millones de bolígrafos al año, mientras que en China la cifra aumenta a 38.000 millones. Estos números alertan a las instituciones y activistas que defienden el medio ambiente, haciendo que dejemos de observar solamente el problema de las bolsas plásticas y demos un vistazo a la situación de las herramientas de escritura a mano. 

Si revisamos cuántos bolígrafos tenemos en nuestras casas y oficinas, quizás tengamos una idea más cercana del impacto que estos objetos están causando en el medio ambiente. Se trata de un utensilio muy útil, ya que sirve para tomar notas, es pequeño y ligero, sin embargo, lo perdemos de vista fácilmente y sin darnos cuenta adquirimos uno nuevo antes de sacar suficiente provecho al anterior. Esto también se debe a que es un producto económico, por lo que tampoco notamos el gasto de dinero. 

Pero el peligro más importante está en los bolígrafos que sirven de regalo publicitario. Muchas personas ni siquiera tienen que comprarlos, ya que todo tipo de empresas los utilizan para promocionar sus productos y servicios. Es una forma barata de hacer publicidad, por lo que son producidos en grandes cantidades, dejando al mismo tiempo cada vez más residuos plásticos en todo el planeta.

 

 

¿Dónde tirar los bolígrafos que ya no sirven? 

Aunque compremos el mejor bolígrafo de la actualidad, en algún momento se le acabará la tinta y habrá que tirarlo, pero como ocurre con algunos productos de uso cotidiano, a veces es complicado decidir dónde colocarlo a la hora de desecharlo. Es normal que se nos ocurra que la papelera de reciclaje identificada con el color amarillo es el lugar indicado, puesto que allí tiramos el plástico. Sin embargo, por la presencia de tinta y metal, es necesario tirarlo en el contenedor gris destinado a los distintos restos.

Aunque puede ser un buen comienzo, esto no garantiza que los bolígrafos sean separados correctamente y es muy probable que terminen en el incinerador, convirtiéndose en elementos altamente contaminantes. En este sentido, parece mejor idea llevarlos a un punto verde, ya sea fijo o móvil, donde los desechos son organizados con mayor rigurosidad.

Pero en España existe una mejor opción, que se trata de convertir los bolígrafos dañados en otros productos de plástico. Este método llamado Terracycle es auspiciado por la reconocida marca Bic, que tiene un programa especial para reciclar instrumentos de escritura. En este caso, existen muchos puntos de recolección donde podemos llevar no sólo bolígrafos, sino también rotuladores, plumas, borradores, portaminas, correctores líquidos y subrayadores. Afortunadamente, pueden ser de cualquier marca, pero no son admitidos los productos de madera como lápices. Tampoco son recibidos otros útiles escolares, tales como reglas, pegamentos y tizas.

Si quieres ser parte del cambio, puedes recolectar 20 kg de instrumentos de escritura y Bic se encarga de pagar el envío a través de Envialia, así como de gestionar la donación de 0,01 euros por cada pieza a una escuela o asociación que tú podrás elegir. Este programa de reciclaje acumula estos productos en almacenes y después los envía a Francia, donde son limpiados y reciclados, convirtiéndolos en muebles de plástico, como bancos para parques y sillas.

El uso de los bolígrafos recargables y ecológicos

Disminuir el impacto ambiental es tarea de todos. Es por esto que han aparecido ciertas alternativas que, aunque no resuelven el problema en un 100 %, sí hacen un gran aporte a la lucha contra la contaminación del medio ambiente. Este es el caso de los bolígrafos recargables.

La idea principal es evitar en lo posible los bolígrafos plásticos descartables, es decir, aquellos que nos regalan las empresas y los utilizamos una sola vez; esto en el mejor de los casos, ya que muchas veces ni siquiera llegamos a usarlos. En cambio, al utilizar una pluma estilográfica recargable solo tenemos que cambiar la tinta.

No obstante, hay un pequeño detalle que debemos tomar en cuenta a la hora de utilizar plumas recargables, ya que existen dos tipos: unas funcionan con cartucho de recambio y otras tienen sistema de émbolo. En el primer caso, todavía estaríamos generando residuos cada vez que el cartucho quede vacío, mientras que la segunda opción tiene un mecanismo muy parecido a una jeringa, por lo que puedes recargarla muy fácilmente.

Lo bueno de este último producto es que podemos escoger la tinta, de manera que podríamos utilizar una ecológica para ser más coherentes con el propósito de disminuir la contaminación. Además, las opciones de colores son múltiples y permiten una escritura manual más original. 

En cuanto a los bolígrafos ecológicos, se trata de utensilios descartables, pero parcialmente biodegradables, puesto que son fabricados con materiales como madera de bosques sostenibles, cartón reciclado y bambú, sin embargo, pueden contener pequeñas partes hechas de plástico que deben ser separadas para continuar el ciclo de reciclaje. Esto es una gran idea para que los bolígrafos publicitarios sean más amigables con el medio ambiente. Además, por lo general, los clientes reales y potenciales realizan asociaciones positivas hacia las marcas que invierten en eco-productos, por lo que todos obtienen beneficios.

 

 

Hay un caso curioso en Bolivia, donde un ingeniero ha creado unos bolígrafos biodegradables de cartón que contienen semillas en su interior, por lo que una vez utilizados pueden ser introducidos en la tierra para cultivar hierbas y vegetales. Esto quiere decir que las empresas estarían devolviendo al ecosistema un poco de lo que han tomado para su beneficio económico.

Los bolígrafos con semillas tienen unas piezas plásticas que deben ser retiradas para realizar la siembra. Sin embargo, uno de los objetivos a futuro es crear productos totalmente biodegradables.

 

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